El trastorno bipolar es una de las enfermedades mentales más frecuentes y también de las más graves. Hay varias tipologías que describen diversos estados que suponen un desafío, tanto para quien lo sufre como para el entorno cercano.
Los distintos tipos de trastorno bipolar existentes conforman unas realidades mentales de gran impacto, tanto para quien la sufre como para su entorno. Se trata de condición psicológica en la que se oscila entre épocas de depresión y fases maníacas. Así, uno puede ir desde la más intensa euforia y exceso de confianza, hasta un estado de profundo abatimiento, angustia y negatividad. En el día a día abundan terminologías como “tal persona es un poco bipolar” o “hoy no es mi día, ando un poco bipolar”. Usamos expresiones a la ligera para designar la variabilidad del estado de ánimo tan común en el ser humano. Sin embargo, a pesar de que la oscilación de las emociones sea algo bastante común, la vida de quien entra dentro de la designación clínica es bastante dura y compleja. Para empezar, no hay dos personas con trastorno bipolar que sean iguales. Cada caso es diferente. Hay quien sigue su tratamiento de manera eficaz y logra un día a día completamente normal. Otros, en cambio, derivan en conductas de riesgo, no siguen las pautas médicas y no logran tener un adecuado control ni de su vida social, personal ni laboral. Profundicemos un poco más en las distintas tipologías de esta enfermedad mental.
Los 5 tipos de trastorno bipolar
El trastorno bipolar es una de las enfermedades mentales más frecuentes y también de las más graves. Sabemos que incide entre el 3 y 5 % de la población mundial y que, aunque es más común en la población adulta, también puede surgir de manera temprana en la infancia. Estamos ante un trastorno que persiste durante años, que puede remitir algún tiempo, pero que también vuelve poco después. Tal y como hemos, ninguna persona con este trastorno lo vive de igual modo. Algunos tienen depresiones severas y solo episodios más leves de euforia. Otros sufren episodios maníacos de mayor intensidad e impacto. Hay quien queda estancado durante meses en un estado y algunos pocos alternan estos ciclos con mayor frecuencia. Algo así implica que no solo es decisivo diagnosticar cuánto antes esta enfermedad, sino que además, es importante saber ante qué tipo de trastorno bipolar estamos. Los analizamos.
Trastorno ciclotímico
La ciclotimia es la forma más leve de trastorno bipolar. Suele aparecer por primera vez en la adolescencia, lo cual hace difícil su diagnóstico debido a los cambios de comportamiento propios de esta edad. No obstante, a menudo nos encontramos ante situaciones que la familia ya no puede gestionar. Estas serían las características:
Inestabilidad del estado de ánimo, siendo la persona afectada consciente.
Aparecen episodios leves de depresión (melancolía, tristeza, irritabilidad, cambios en el sueño y la alimentación…)
Fases de euforia, hiperactividad o excitación no muy intensas, de ahí que hablemos de hipomanía.
Pueden pasar meses en los que las emociones, los comportamiento y el estado de ánimo se estabilicen y equilibren. Aunque tarde o temprano, surge la depresión o la conducta tendente al riesgo, al desafío, etc.
El entorno familiar puede percibir que la persona tiene un carácter muy difícil, con estallidos de mal humor muy destacables.
Trastorno bipolar de tipo I
Entre los distintos tipos de trastorno bipolar, este se suele diagnosticar cuando el paciente ha pasado por una fase maníaca de más de una semana con la aparición, además, de brotes psicóticos. Son situaciones de especial gravedad en las que suele ser necesaria la hospitalización.
No hace mucho esta tipología se la conocía como psicosis maníaco-depresiva. Lo más destacable sobre todo son los episodios de manía en los que pueden surgir conductas violentas e incluso llegar a atentar contra la propia vida (suicidio).
El trastorno bipolar tipo I puede ir de leve a debilitante. En casos graves, la persona tiene serios problemas para llevar una vida autónoma (estudiar, trabajar, ser responsable del ámbito financiero, etc).
Tipos de trastorno bipolar: el tipo II
La principal característica de esta tipología es que aparece la versión más leve de la manía, es decir, la hipomanía. Por contra, son más comunes los episodios recurrentes de depresión mayor. Así, para su diagnóstico, se aplican las siguientes pautas:
Haber experimentado al menos un episodio hipomaníaco y más de un episodio depresivo mayor.
Aparición de problemas del sueño: insomnio o sueño excesivo (hipersomnia).
Agotamiento intenso.
Llanto inexplicable.
Ideas suicidas.
Baja autoestima y baja motivación.
Trastorno bipolar de ciclado rápido
Definimos a un paciente como ciclador rápido cuando tiene de media unos cuatro episodios durante un año. Estos episodios pueden ser depresivos, depresivos mixtos, maníacos o hipomaníacos. Por tanto, podemos tener personas con trastorno tipo 1 o trastorno tipo 2 que pueden ser también de ciclo rápido. No obstante, sabemos que esta tipología no es muy común en todos los casos, solo el 10 % presenta esta característica dentro de los distintos tipos de trastorno bipolar.
Trastorno bipolar debido a otro trastorno médico o por abuso de sustancias
Dentro de los distintos tipos de trastorno bipolar, este es el más inespecífico. ¿La razón? Hay personas que no presentan un patrón específico como los señalados anteriormente. Sin embargo, por su variabilidad en el estado de ánimo, su historia clínica y su comportamiento entra dentro del diagnóstico. Así, cabe destacar que gran parte de estos casos tienen dos orígenes: sufrir alguna enfermedad (como una esquizofrenia) o padecer adicción a determinadas sustancias.
Para concluir, ya hemos visto que los diferentes tipos de trastorno bipolar definen situaciones particulares, pero igualmente graves. Ahora bien, es importante destacar varias cosas. La primera es que con un tratamiento eficaz se consigue mantener bajo control los cambios drásticos del estado de ánimo. Algo así, permite a los pacientes tener una mejor calidad de vida. Asimismo, el apoyo psicológico les puede enseñar a desarrollar nuevas habilidades y también a mejorar sus relaciones, competencias laborales, familiares, etc. Con un asesoramiento médico y psicológico se puede ganar en autonomía y satisfacción.
Bibliografía:
Connolly, Kevin R.; Thase, Michael E. (2011). «The Clinical Management of Bipolar Disorder: A Review of Evidence-Based Guidelines» [El manejo clínico del trastorno bipolar: una revisión de guías clínicas basadas en la evidencia]. Prim Care Companion CNS Disord.
Harrington R. (2005). Affective disorders. Child and Adolescent Psychiatry. 4th ed. Oxford: Blackwel Publising.
Hilty, D.M., Leamon, M.H., Lim, R.F., Kelly, R.H. y Hales, R.E. (2006). A Review of Bipolar Disorder in Adults. Psychiatry (Edgmont), 3(9), 43-55.
Phillips, M.L. y Kupfer, D.J. (2013). Bipolar Disorder Diagnosis: Challenges and Future Directions. Lancet, 381(9878), 1663-1671
Rowland, T. y Marwaha, S. (2018). Epidemiology and Risk Factors for Bipolar Disorders. Therapeutic Advances in Psychopharmacology, 8(9), 251-269.
Fuente: Psic. Valeria Sabater Fotos / Imágenes: Internet / ADAM
Los contenidos de La Mente es Maravillosa se redactan solo para fines informativos y educativos. No sustituyen el diagnóstico, el consejo o el tratamiento de un profesional. Ante cualquier duda, es recomendable la consulta con un especialista de confianza.
Comments