¿Dónde se encuentran las ganas de seguir luchando cuando creo que he tocado fondo? ¿Por qué me quedan fuerzas para continuar hacia adelante a pesar de creer que no superaré lo que viene después? ¿Mi fuerza es quizás mayor de lo que creo? Pueden ser algunas de las preguntas que nos hacemos cuando el sufrimiento nos invade.
¿Dónde se encuentran las ganas de seguir luchando cuando creo que he tocado fondo? ¿Por qué me quedan fuerzas para continuar hacia adelante a pesar de creer que no superaré lo que viene después? ¿Mi fuerza es quizás mayor de lo que creo? Pueden ser algunas de las preguntas que nos hacemos cuando el sufrimiento nos invade. La fuerza humana y la capacidad de superación y de supervivencia que tenemos son algo increíble. Estamos preparados para soportar más dolor del que creemos y para seguir encontrando motivos aun cuando nuestras fuerzas flaquean y todo se vuelve oscuro para seguir caminando. A veces, sin saber cómo ni cuándo nos encontramos construyendo nuestro camino a pesar del profundo dolor que sentimos por dentro. Nuestra capacidad de resiliencia no tiene límites. Pero, ¿de dónde proceden esas fuerzas que nos recomponen? Su lugar de cobijo es nuestro interior, lo que sucede es que a veces se encuentras enmascaradas dificultando su descubrimiento y otras se dan a conocer sutilmente. Sea como sea esas fuerzas están ahí de un modo u otro, aunque necesitemos ayuda pasar saber cómo utilizarlas o hacerlas salir. Nuestro instinto de supervivencia es el responsable de activarlas junto a todos nuestros recursos para impulsarnos a superar cualquier situación extrema a la que nos enfrentemos. Pero para ello, necesitaremos escuchar a nuestras emociones con el fin de descifrar lo que nos piden y actuar en consecuencia.
No te rindas, encuentra tu fuerza
“No te rindas por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estás solo, porque yo te quiero” -M. Bennedetti-
Cuando el dolor te invada y pienses que no tienes nada más qué hacer, no te rindas y sigue luchando. Sigue encontrando un porqué a todas tus preguntas y si no lo consigues, busca mejor un para qué. Porque esto es la vida, levantarse y continuar, no dejar de esforzarse y aprender de cada error que cometemos, escuchando y sintiendo a nuestras emociones. Puede que hoy no encuentres motivos, pero quien sabe si mañana lo harás. Cada día es una nueva historia y aunque a veces no puedas decidir cómo acabarla sí puedes determinar cómo enfocar su comienzo. ¡Adelante! Coge aire, llena tus pulmones, salta y vuela. Si necesitas ir hacia atrás que solo sea para coger impulso, tejer tus alas y hacerte más fuerte gracias al aprendizaje de todo lo vivido. Y cuando estés preparado/a atrévete a dar el salto. No dejes de luchar porque tienes todas las fuerzas y recursos para enfrentar lo que venga, tan solo tienes que encontrarlos. Ahora bien, no olvides permitirte esos días para encontrarte con tu soledad y dar un espacio a tus tristezas y miedos, también son necesarios para luego levantarte y darte cuenta de todo tu potencial.
No estás solo
Si pasado el dolor sigues sin sentirte fuerte, tranquilo/a, no estás solo/a. Busca a alguien en el que puedas descansar y sea para ti como un refugio. Seguro que te ayudará a levantarte y coger fuerzas de nuevo para continuar. Porque saber cuándo pedir ayuda y dejarse guiar es de valientes. Por ello, cada vez que lo necesites déjate ayudar, olvida tus miedos y apóyate en los hombros de otros, coge sus manos y libérate de lo que te pesa para poder continuar. Nunca dejes de creer que ocurrirá porque si lo sueñas, crees en ello y actúas estarás más cerca de conseguirlo.
No pierdas la esperanza pero sigue trabajando para encontrar los recursos en tu interior. Confía en tu potencial.
Recuerda que no existe un final sin un comienzo, la luz sin la oscuridad, un ponerse en pie si antes no se ha caído, ni la fuerza si no se busca y ni siquiera las ganas si no hacemos por encontrarlas dentro de nosotros. Los contrastes nos hacer crecer si entendemos el punto medio que los equilibra. ¡Adelante, saca fuerzas, lucha y esfuérzate! Levántate, sacúdete el polvo y sigue caminando porque merece la pena. No olvides que la vida continúa, el tiempo pasa y tú serás quien cuente tu historia. La fuerza está en ti, no te rindas.
Fuente: Psic. Adriana Díez Fotos: Internet Redacción: Elvis Santiago Ochoa
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