Hoy en día utilizamos el termino “depresión” para definir casi cualquier comportamiento que nos hacer estar tristes.
Hoy en día utilizamos el termino “depresión” para definir casi cualquier comportamiento que nos hacer estar tristes. En la sociedad se tiende a llamar depresión a cualquier sufrimiento de forma que en ocasiones se confunden los criterios y en algunos casos se llegan a usar antidepresivos cuando a lo mejor existen otros problemas distintos a la depresión. Es importante que tengamos en cuenta que para poder hablar de depresión, se han de cumplir los siguientes criterios diagnósticos que así se establecen en el DSM-IV (popular manual de diagnóstico psicológico).
“Sonríes pero no eres feliz. Lloras pero no hay lágrimas. Mueres pero sigues respirando”-Anónimo-
No obstante es probable que en alguna ocasión te hayas podido sentir identificado con los criterios que aparecen a continuación. Es por ello por lo que no debes alarmarte y, en caso de duda, consultes siempre con un profesional.
Criterios médicos que permiten diagnosticar una depresión
Para poder hablar de depresión, han de cumplirse al menos 5 de los siguientes criterios que presentamos a continuación:
Estado de ánimo depresivo, donde la persona se siente casi la gran parte del día sin ganas de nada. Así lo argumenta él y así lo pueden explicar las personas que están alrededor.
Se ha perdido el interés por la realización de las actividades diarias que incluso anteriormente disfrutábamos de ellas. No sólo se ha perdido el interés sino que algunos casos se han abandonado o se han dejado de hacer.
Durante un mes, ha habido un cambio de peso (aumento o disminución) de un 5% de diferencia con respecto a lo que pesábamos ‘normalmente’. Esta pérdida de peso no se debe a los efectos de una dieta.
Tenemos más sueño de lo normal o incluso no podemos dormir nada. El sueño ha cambiado en las últimas semanas.
Pérdida de energía y fatiga. Cansancio la mayor parte del día, incluso sin hacer nada.
Sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesivos e inapropiados casi la mayor parte del día y casi por todas las cosas.
Dificultad para pensar o para concentrarnos, además indecisión y dificultad para tomar decisiones por simples que puedan parecer.
Pensamientos recurrentes de muerte, a veces miedo a la muerte, a veces pensamientos e incluso en algunos casos ideación suicida, con o sin un plan específico.
La depresión puede afectar seriamente a tu vida diaria, tu trabajo, tus relaciones con los demás y tu salud física.
Si además todo esto va acompañado de deterioro laboral, social, familiar, de pareja y todos estos síntomas no se deben al consumo de ninguna sustancia ni medicamento, tus sentimientos de tristeza deberían ser analizados por un profesional. No te autodiagnostiques ni automediques nunca. Además, en ocasiones tras una pérdida o duelo, podemos sentir algunos de los síntomas anteriores, ya que los duelos, duelen y afectan a nuestra rutina diaria. Por ésta y otras razones, sólo un profesional está capacitado para diagnosticar una depresión y medicarla si procede.
Cómo actuar ante una depresión
Si te encuentras con alguno de esos síntomas recuerda que ni la automedicación ni el autodiagnóstico te ayudarán. Acude a un profesional, incluso a tu médico de cabecera para que te dé las orientaciones adecuadas. Intenta no aislarte, aunque en estos momentos sea lo que más te nazca. Es importante hacer esfuerzos y empezar por hacer aquellas cosas que antes disfrutabas con ellas y en compañía de otros que te puedan ayudar. Afrontar las situaciones estresantes y que nos hacen sentir mal, es importante para poder ir cerrando heridas y hacer frente a ellas. En muchos casos, un psicólogo te ayudará a ver la salida a ‘pequeñas cosas’ que se nos hace una montaña – aunque para otros sean sólo eso, pequeñas cosas.
“Cuando la angustia llegue, cuando la depresión acose, míralas pero no las abraces, contémplalas pero no las invites”-Anónimo-
Y recuerda, como decía el poeta Amado Nervo, “¿La vida es triste o soy yo triste?”. Todos nos sentimos tristes alguna vez y no pasa nada, porque la felicidad y la alegría continua no existen, la felicidad es más el camino del día a día, cómo nos enfrentamos a los obstáculos y aprendemos de ellos, que la meta a la que queremos llegar.
Fuente: Psic. Valeria Sabater Fotos: Internet Redacción: Elvis Santiago
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