La serotonina es una de las llamadas "hormonas de la felicidad", pero sus funciones van más allá de la regulación emocional.
Los niveles adecuados de serotonina en el cerebro contribuyen a que nos sintamos positivos, felices, tranquilos y seguros. Sin embargo, niveles bajos de este neurotransmisor pueden llevar a sentimientos negativos, preocupados o irritables. Así, el déficit de serotonina puede hacer que te sientas pesimista, triste, desconfiado o que puedas tener un ataque de pánico. También puede causar depresión, ansiedad y otros trastornos de salud. Así, la serotonina es un poderoso neurotransmisor que se relaciona significativamente con nuestro estado de ánimo, y que se encuentra presente en diversas regiones de nuestros sistema nervioso central.
Con los niveles adecuados de serotonina, el funcionamiento del cerebro es el adecuado.
Este neurotransmisor tiene un gran número de funciones en el cerebro y el cuerpo. En el cerebro regula el estado de ánimo, el comportamiento social, la libido, el sueño, la memoria y el aprendizaje.
¿Qué hace la serotonina?
Como neurotransmisor ayuda a retransmitir mensajes de un área del cerebro a otra. Debido a la distribución generalizada de las células que tienen receptores para la serotonina se cree que sus niveles influyen en diferentes funciones psicológicas, así como en la regulación de varios procesos fisiológicos.
La mayor parte de la serotonina se encuentra fuera del sistema nervioso central, como en el sistema digestivo y las plaquetas sanguíneas.
En este sentido, de los aproximadamente 40 millones de células cerebrales, la mayoría son influenciados directa o indirectamente por la serotonina. Esto incluye las células cerebrales relacionadas con el estado de ánimo, el deseo y la función sexual, el apetito, el sueño, la memoria y el aprendizaje, la regulación de la temperatura y algunos comportamientos sociales. Por su parte, en términos de la función corporal, este neurotransmisor también puede afectar el funcionamiento del sistema cardiovascular, los músculos y diversos elementos del sistema endocrino, entre otros.
Relación entre la serotonina y la depresión
Por otra parte, hay muchos investigadores que creen que un desequilibrio en los niveles de serotonina puede influir en el estado de ánimo, tanto que podrían llegar a producir depresión. Los posibles problemas incluyen:
La baja producción de serotonina de células cerebrales
La falta de sitios receptores capaces de recibir la serotonina que se produce
La incapacidad de la serotonina para llegar a los sitios receptores
La escasez de triptófano, un aminoácido esencial necesario para sintetizar este neurotransmisor.
Los investigadores creen que si cualquiera de estos fallos bioquímicos se producen, puede producirse depresión; o bien otras afecciones como: el trastorno obsesivo-compulsivo, la ansiedad, el pánico, e incluso el exceso de ira. Sin embargo, todavía queda mucho que investigar sobre la relación entre la serotonina y la depresión.
¿Mis neuronas no liberan la suficiente serotonina?
Ser capaz de identificar un déficit en este neurotransmisor nos puede ayudar a tomar medidas y actuar para elevar sus niveles. En este sentido, aunque la depresión y la consiguiente pérdida de placer son los signos más conocidos de serotonina baja, ciertamente no son los únicos. De hecho, conocer estos signos pueden ayudarnos a prevenir la depresión, la ansiedad y otros males mayores. Entre los síntomas que acompañan a la carencia de este neurotransmisor se incluyen los enfados frecuentes, la sensibilidad inusual al dolor, los antojos de carbohidratos y atracones, el estreñimiento y los desordenes digestivos. Otros síntomas son la sensación de malestar por falta de luz solar, sentirse demasiado dependiente de otros, sentirse abrumado, el insomnio, las migrañas, la baja autoestima y la mala función cognitiva, entre otros. A continuación analizamos algunos de los signos más importantes que indican que hay niveles bajos de serotonina, por ser fáciles de detectar de forma precoz.
1. Deseo de comer alimentos dulces y ricos en carbohidratos
Se sabe que los carbohidratos, especialmente los alimentos dulces y almidonados -principalmente bollería, chocolates, gominolas, patatas fritas y otros snacks, hamburguesas, etc.-, impactan indirectamente en los niveles de serotonina. Por eso es habitual que las personas con bajos niveles de serotonina anhelen los alimentos que son ricos en carbohidratos. Esto se manifiesta en antojos y necesidad de comer compulsivamente. Estos alimentos aumentan temporalmente los niveles de este neurotransmisor y te hacen sentir mejor. Sin embargo, poco después de la ingesta se agotan los niveles de serotonina drásticamente. Esta disminución dramática de la serotonina conduce a sentimientos de somnolencia, hostilidad, ansiedad y depresión.
2. Insomnio
La cantidad de serotonina disponible también afecta directamente a la producción de melatonina. Así, cuando los niveles de serotonina son bajos, la capacidad de producir melatonina se ve afectada y, como parte de un efecto dominó, el ritmo circadiano se altera.
Cuando esto sucede, es extremadamente difícil para alguien seguir un patrón natural de sueño/vigilia. Concretamente, se ven afectada negativamente la capacidad de dormirse y permanecer dormido. Sin embargo, no hay que olvidar que los problemas de insomnio pueden tener otras causas, no solo el déficit de serotonina.
La serotonina debe estar disponible para convertirse en melatonina, la hormona responsable de la gestión de nuestro reloj biológico.
3. Ansiedad
A través de la observación de imágenes del cerebro se ha demostrado que las personas que tienen como compañera frecuente a la ansiedad liberan una cantidad menor de esta sustancia química en las áreas del cerebro responsables de los impulsos y del control emocional. Cabe señalar que la deficiencia en la liberación de este neurotransmisor generalmente no es el único factor en el desarrollo de trastornos de ansiedad, aunque algunas personas tienen una predisposición genética a bajos niveles de serotonina. En realidad, otros tres neurotransmisores, el ácido gamma-aminobutírico, la dopamina y la epinefrina, también juegan un papel en los trastornos de ansiedad.
La serotonina baja se asocia con trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico y trastorno obsesivo compulsivo.
4. Deterioro cognitivo
La serotonina es un químico importante para la función cognitiva normal. La investigación ha demostrado que los niveles adecuados de este neurotransmisor mejoran la capacidad cognitiva y pueden ayudar a compensar el funcionamiento cognitivo limitado. Aunque se cree que este neurotransmisor desempeña un papel en las habilidades de pensamiento global, su impacto más significativo es en la memoria. Las personas con niveles bajos de serotonina son más propensas a tener problemas con la consolidación de la memoria.
5. Problemas digestivos
La serotonina es un químico importante para la transmisión de señales entre el cerebro y el sistema digestivo. En este sentido, cabe destacar que, aunque este neurotransmisor está casi siempre asociado con la función cerebral, el estado de ánimo y el bienestar mental, un sorprendente 95% de la serotonina se fabrica en los intestinos, no en el cerebro -aunque la serotonina utilizada por el cerebro debe ser producida allí, ya que la serotonina creada en el intestino no viaja hasta el cerebro-. No obstante, mientras que la investigación sobre las funciones de la serotonina en el intestino es bastante nueva, hasta ahora se sabe que desempeña un importante papel en el apetito y la digestión. De hecho, por qué hay tanta actividad de la serotonina en los intestinos sigue siendo en gran medida un misterio. Además, los profesionales han descubierto un vínculo entre el síndrome del intestino irritable y niveles inadecuados de este neurotransmisor. Se ha demostrado que, en el caso del síndrome del intestino irritable, cuando se corrigen estas deficiencias los procesos digestivos a menudo su funcionamiento se normaliza.
6. Fatiga o agotamiento
Los niveles de serotonina tienen un efecto importante en la producción de energía. Algunas personas que experimentan fatiga crónica muestran cantidades insuficientes de la sustancia química. Sin embargo, cuando los niveles de este neurotransmisor se reponen, es común que los que sufren de fatiga noten una mejora importante en los niveles de energía. Sin embargo, sentirse fatigado o agotado puede ser el resultado de muchas condiciones diferentes, aunque no hay que descartar un problema en la liberación de este neurotransmisor. A largo plazo, la fatiga crónica aumenta la posibilidad de que la liberación de este neurotransmisor baje.
7. Cambios en la libido
Entre las muchas propiedades de la serotonina se encuentra el efecto sobre la libido (el deseo sexual). Los bajos niveles de esta sustancia química están directamente relacionados con un mayor deseo de tener relaciones sexuales, pero también con una disminución de la capacidad de conectar emocionalmente con el otro, lo cual no es una buena fórmula para una relación satisfactoria. Además, las fluctuaciones en los niveles de este neurotransmisor pueden afectar todavía más la actitud, por ya no hablar de las capacidades físicas relacionadas con la actividad sexual.
8. Dolor crónico
La serotonina incide sobre el comportamiento de los músculos; por eso, un nivel bajo de este neurotransmisor puede provocar dolor crónico. De hecho, una investigación en The Journal of Rheumatology (La Revista de Reumatología), explica que los niveles de serotonina sérica son más bajos en pacientes con fibromialgia. Dicha condición se caracteriza por causar dolor severo generalizado.
9. Baja autoestima
Si de repente la autoestima baja, hay sentimientos de frustración o insatisfacción con uno mismo, es posible que se esté presentando un nivel bajo de serotonina. Aunque muchos lo ignoran, este neurotransmisor también es clave para sentir bienestar con uno mismo. La falta de autoestima también se manifiesta con comparaciones, hipersensibilidad a las críticas, falta de confianza, entre otros.
Este efecto forma parte del cuadro depresivo que provoca la falta de serotonina.
Qué hacer si se tienen bajos los niveles de serotonina
Conseguir un aumento de los niveles de serotonina de forma natural y sin recurrir a medicamentos es posible. Algunas formas de conseguirlo son las siguientes:
Haz deporte de forma recreativa, es decir, haz un ejercicio que te permita disfrutar, no sufrir.
Come alimentos ricos en proteínas (contienen triptófano).
Come alimentos ricos carbohidratos, como verduras, frutos secos, legumbres y cereales integrales (el cerebro necesita azúcares para sintetizar el triptófano). Verduras, frutos secos, algo de arroz o legumbres y tendrás todo lo que necesitas.
Evita productos ricos en grasas saturadas y azúcares simples.
Toma alimentos ricos en Omega 3 para que tu cerebro funcione adecuadamente.
Limita el consumo de cafeína.
Cuida tu sueño.
Toma alimentos ricos en vitamina del grupo B, especialmente vitamina B6 (la vitamina B6 ayuda en el desarrollo y la función de la serotonina en el cerebro).
Pasa tiempo al aire libre y déjate abrazar por la luz del sol.
Practica la meditación o el mindfulness.
Como hemos visto a lo largo de este artículo, la serotonina es un neurotransmisor que participa en muchos procesos importantes. Por lo tanto, un déficit en su liberación puede comprometer seriamente estos procesos, algunos tan importantes como la regulación emocional o el sueño.
Fuente: Psic. Gema Sánchez Cuevas Fotos: Internet Imágenes: Internet
Bibliografía
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Wolfe F, Russell IJ, Vipraio G, Ross K, Anderson J. Serotonin levels, pain threshold, and fibromyalgia symptoms in the general population. J Rheumatol. 1997 Mar;24(3):555-9. PMID: 9058665.
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